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Serena y sin inmutarse. Así se mostró Eva Bracamonte Fefer muy temprano esta mañana cuando abandonó su vivienda en su camioneta ante el acoso de los periodistas quienes pugnaban por obtener declaraciones de la principal sospechosa de ser la autora intelectual del asesinato de su madre Myriam Fefer Salleres.
La joven de 21 años, su amiga Liliana Castro Mannarelli (24) y el sicario colombiano Hugo Trujillo Ospina fueron denunciados en la víspera por Fidel Castro Chirinos, titular de la Fiscalía Penal 15 de Lima, por el delito de homicidio calificado por lucro, tres años después del sonado crimen de la empresaria.
La acusación fue elevada al Juzgado de Turno Permanente que anoche la evaluaba para determinar si abría instrucción con mandato de captura o comparecencia contra Bracamonte y Castro. En el caso de Trujillo, se pedirá su extradición al Perú, ya que se encuentra detenido en Argentina. Este sujeto, según la denuncia del fiscal, es el autor material del crimen ocurrido el 15 de agosto del 2006 en la Av. Paul Harris 215, San Isidro.
PRUEBAS QUE MATAN
En su dictamen, Castro señala que no se encontraron huellas de que el asesino haya escalado las paredes para ingresar a la casa de Fefer, sino que alguien le abrió la puerta por dentro.
Bracamonte fue la última persona en bajar al garage de la casa (por donde se accede al domicilio) antes del crimen, supuestamente “para buscar unas revistas para unos trabajos en la academia de francés”. Ella, de acuerdo con la acusación fiscal, dejó las luces prendidas y las puertas abiertas. El empleado Simeón Huarcaya Cancho las había apagado y cerrado previamente.
Se toma como otra prueba la llamada hecha por el asesino desde el teléfono de Fefer al de Eva Bracamonte, a la 1:36 a.m. del día del crimen. La joven negó inicialmente haber recibido la llamada pero luego, confrontada con los reportes telefónicos, la admitió. También el viaje de la acusada a Argentina en el 2007, en donde estaba detenido el sicario Hugo Trujillo Ospina. Eva solicitó un giro de US$5mil desde el Perú, sin embargo, no supo justificar el destino de ese dinero.
La sangre en las uñas de la fallecida concuerda con la de Trujillo Ospina. En las investigaciones, la suegra de Trujillo, Gloria María Vanegas, reveló a los policías argentinos que su yerno era un sicario y que cometió diversos crímenes, entre ellos el de Myriam Fefer.
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